“No podría...
vivir con orgullo,
mirando otro cielo que
no fuera el tuyo,
porque aquí me duele un
tango
y el calor de alguna
mano
¡y me cuesta tanto el
mango que me gano!...
Porque soy como vos,
que se niega o se da;
¡te proclamo, Buenos
Aires, mi ciudad!”
Eladia Blázquez (Mi
ciudad y mi gente)
De regreso. Estoy de
vuelta de un viaje soñado durante mucho tiempo. Bordado en muchos días y noches
de lucha. De este camino que me permitió estar ¡por fin! en Brujas y en tantas
otras ciudades recorridas con la imaginación, mientras desenredaba laberintos
en esta ciudad difícil y entrañable.
De regreso. Estoy de
vuelta de aeropuertos inmensos e inextricables, de ríos a los que no se les da
la espalda, de plazas deliciosas y a escala absolutamente humana. De rosas y
jardines. De castillos y palacios dignos del mejor cuento. De ciudades
impecables y modernas. En fin: del primer mundo.
Y sin embargo,
parafraseando a Eladia, quiero decir: “¡te
quiero!.... Buenos Aires, y a tu gente,y entre tu gente, sin querer, te
encuentro, me encuentro...”
Parte de esa gente,
junto con paisajes, edificios y otra gente que habla de mil formas distintas de
la nuestra y vive y sufre igual, serán los protagonistas de estas crónicas que
necesito escribir. Va a ser mi manera de devolver a mis amigos los: “disfrutá
que te lo merecés”, los “¡buen viaje!”, que contribuyeron a que así fueran
estos últimos veinte días: disfrute y muy buen viaje.
¡Alégrense conmigo!
¡Alégrense conmigo!
Cati
Cobas
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