martes, 13 de octubre de 2009

231-De voces y sentires (Caticrónica de la "Trobada" Literaria en el Centro Balear de Santa Fe)

Con mi agradecimiento a la Casa Balear de Buenos Aires, que me permitió participar de estas jornadas inolvidables.

“Tota la meva vida es lliga a tu
Com en la nit les flames a la fosca.”

Bartomeu Roselló-Porcel

“Toda mi vida se liga a ti como en la noche, las llamas, a la oscuridad”. Releo los versos del poeta balear Roselló-Porcel, que hacen referencia al amor por su tierra con los que la Profesora Salvadora Moranta diera por inaugurado el encuentro del que trata esta crónica y que encabezan el diploma con que el Centro Balear de Santa Fe deja testimonio de la “Trobada literària” (Encuentro literario) de la que acabo de regresar y mi corazón revive rostros, miradas, abrazos, momentos de felicidad inolvidables.

Las palabras de Roselló–Pòrcel resumen el sentimiento que nos envolvió durante las jornadas: por nuestras raíces de almendro blanco, estábamos ligados a las queridas Baleares, o, en algunos casos, a la tierra catalana, como las llamas a la oscuridad. Y, a la vez, nos permitíamos florecer, lapachos rosa intenso, afincados aquí, en la palabra, junto a la ribera del Paraná, en nuestra bella y querida Argentina.

¡Qué idea maravillosa la de abrir a quienes estamos interesados en el idioma de nuestros ancestros la posibilidad de conocer cada vez más a quienes se expresaron en él con arte y señorío! ¡Qué posibilidad extraordinaria la de contrastar dos autores con vidas y posturas ideológicas tan distintas y descorrer, merced a su pluma, una parte de la historia del lugar del que vinieron nuestros abuelos, padres o nosotros mismos!

Ya la portada del dossier, con un paisaje muy significativo, nos da una muda bienvenida mientras comenzamos la jornada y Sonia Dutruel, presidenta del Centro Balear de Santa Fe nos lo repite y, la verdad, así, bienvenidos nos sentimos a cada instante.

Salvadora Moranta conduce el encuentro con profundo conocimiento de lo que desea trasmitir, de lo que espera que cada uno de nosotros se lleve del poeta ya mencionado y de Lorenç Villalonga, novelista que cuestiona a través de su pluma y sus personajes, un mundo y una sociedad que en su tiempo y según su óptica, perdían vigencia, decayendo poco a poco.

El salón, en la planta alta del Centro, habla por sí mismo de quienes componen dicha casa balear en la diáspora, ya que en él todo es primoroso: vajilla, manteles, plantas. Los detalles, los pequeños detalles, la pulcritud, el orden y hasta el blanco de las paredes dicen del lugar de donde venimos, de las tradiciones de máximo aprovechamiento de recursos en una forma de ver la economía que tiene carácter ancestral. Todo reluce. Y a la hora del refrigerio, la ensaimada esponjosa y un flao de antología (a cargo de Sonia, que, además de Presidenta es una madona hecha y derecha y nos obsequió generosamente la receta) ponen la nota dulce con sabor balear, precisamente. Bien saben los organizadores del encuentro que como decía el Padre Antonio, mi párroco escolapio, la mística y la “mástica” deben combinarse siempre dando goce al espíritu y al estómago en forma simultánea para completo regocijo de los humanos ¿no creen los lectores?
Por todo eso y por mucho más que sería pesado de escribir y mucho más de leer, párrafo aparte merece toda la Comisión del Centro Balear de Santa Fe y sus colaboradores, que hicieron de nuestra estadía un disfrute permanente.

Pero hoy, además de rostros y sabores, vuelven a mí las voces. Comenzando por la de María del Mar Bonet y su canción Mercè (Mercedes), tan bien elegida por nuestra coordinadora, que en pocos minutos pasó de Salvadora a “Pipi” sin que menguara el respeto que por ella sentimos todos los asistentes a la Trobada. En esa melodía la intérprete mallorquina dice a su mamá, pero mucho más a si misma “Sempre tornaré/ a la nostra platja;/ les ones no em deixen, mu mare,/ allunyar-me’n massa.” (Siempre volveré/ hasta nuestra playa/ las olas no me dejan, madre/ alejarme mucho.). A través de la voz y la palabra de María del Mar, en la lengua que nos convocaba, nosotros también viajamos en colores y perfumes hasta aquella otra orilla al otro lado del océano.

Sin embargo, ésa no es la única voz que resuena hoy en mí. Está la de todos y cada uno de los compañeros que en esos días pudimos conocer y con los que compartimos momentos gratísimos. La de Trinidad, contándonos sus historias de inmigrantes nobles y valientes, la de Joan, con su acento cordobés inconfundible, la de Silvia, y sus poemas, dichos con una entonación inolvidable, así como la de Inés, mostrándonos a cada personaje de la obra de Villalonga de manera impecable pero con el valor agregado de la síntesis.

No podré, seguramente, evocar aquí todas las voces pero hay una que no podré olvidar y que merece mención especial. Es la de Mabel, de Santa Fe, que llenó cada instante de nuestros días de Trobada con los ecos de las melodías más hermosas de ayer y de hoy. Desde la zarzuela a la copla, desde el tango al chamamé fueron desplegados por su cálido entusiasmo en cuanto huequito hubo para la risa y el encuentro más allá de las letras. Y eso hay que destacarlo porque ha sido magnífico, no lo duden los lectores.

Eso sí, además de las voces, hubo, por cierto, muchas otras demostraciones de buena predisposición porque ¿qué decir de la simpatía y cordialidad de las “chicas” de Mendoza, siempre entusiastas y risueñas o del interés y aplicación de la gente de San Pedro, así como de Amalia, representante rosarina? En síntesis, que todos y cada uno de los asistentes puso lo mejor de sí para que la Trobada fuera un acontecimiento inolvidable.

Tal vez por todo esto que acabo de contarles, y por mucho más que recordaremos en silencio, mientras contemplábamos el paisaje del jardín de la Casa de Campo, a orillas del Paraná, me pareció, parafraseando a Roselló-Pòrcel, que…

“apareció el poeta con una rosa en la mano,
recogiendo todas las sonrisas.”


“aparegué el poeta amb una rosa a la má,
Recollint tots els somriures”


Y, seguramente, reconociendo el éxito de la Trobada

“Dios declaró que el escenario era magnífico”

“Déu declarà que l’escenari era magnific”

Cati Cobas

5 comentarios:

Silvia Maimó dijo...

Caty,te felicito de corazón, por el excelente comentario o mejor dicho una composición auténtica de verdades vividas, en ese hermoso viaje a Santa Fe en donde esa "Trobada" se ha encontrado no solo un encuentro literario, sino una Trobada de sentimientos enlazados de sensibilidades en seres tan grandes por su humildad y sencillez, en donde su sonrisa, fue el marco y sus manos el amor...
No podría agregar mejores palabras ya expuestas que las tuyas, ya que son las mas trasparentes, como las aguas del mediterráneo,ni mas blancas como el "Almendro en flor",
porque las Raíces...esas que llevamos y sentímos, son esas que nos une y vienen de ese mar azul profundo, de esa naturaleza crecida en sus verdes aguas...y que todo Balear siente en su nostálgico corazón, y es por eso, que no debemos dejar apagar esa antorcha de luz que esas islas nos trasmiten, y a seguir adelante todos, fuertes y firmes como "aquéllos honderos baleares", venimos de una raza fuerte y luchadora, que nuestros ancestros así lo han demostrado, felicitaciones y agradecimiento al centro balear de Santa Fe, y a todos los compañeros de Mendoza, Villa María, Rosario, San Pedro, y a todos los que conocí, con la calidez auténtica que brotó de sus corazones, Besos, Silvia Maimó de la Casa Balear de Buenos Aires).

CATI COBAS dijo...

Gracias, querida Silvia, por tus hermosas palabras. Pero más, mucho más por tu compañerismo y por todo lo que de vos aprendí en estos días que Dios nos permitió vivir. Con mucha gratitud por todo te envío un abrazo inmenso...y balear. Cati

Anónimo dijo...

De Miriam Chepsy

Cati, si tu abuela y sus amigas de aquella caticrónica revivieran...les daría un síncope de la emoción.
Me alegro de que hallas vivido un fin de semana tan balear y tan argentino.
Besos
Miriam

Anónimo dijo...

cati, perdón, fue con falta de ortografía, "hayas"
Miri

CATI COBAS dijo...

Gracias, Miriam. me alegra que lo sientas así...Cati