viernes, 12 de octubre de 2012

291- Falsas apariencias (El olivo de Cort)

La ciudad de Palma de Mallorca es una ciudad encantadora. Con una escala a medida del hombre. Una ciudad con historia. Viva, llena de rincones y calles absolutamente singulares. El Born y sus estatuas y fuentes, la elegante Rambla, llena de flores, y el paseo Marítimo, con sus palmeras y el Mediterráneo como telón de fondo, la hacen absolutamente diferente. Mientras que la Catedral –la Seu- le otorga un gótico broche de distinción, con su silueta blanca e imponente.

Pero “mi” lugar en Palma es la plaza de Cort, a la que vuelvo una y otra vez. Porque esa plaza tiene un símbolo vegetal de mallorquinidad que me fascina. Se trata de un olivo centenario. Su rugosa corteza representa la esencia del espíritu balear, ascético y aguerrido. Discreto y fuerte. Ver ese olivo, que más que árbol parece una tortuosa escultura, e imaginar a los elegantes transeúntes palmesanos o a los payeses asombrados por la ciudad era una de las razones de mi fascinación. Me decía: “pensar que tal vez los abuelos han pasado frente a este árbol, disfrutado de su sombra…”. Eso bastaba para hacer de él el escenario de mis fotos más queridas. Con Apolonia y Juana, mis primas mallorquinas, con mi hija, en el último viaje o sola, siempre elegía ese árbol para retratarme. Me sentía tan mallorquina como argenta, cobijada por sus ramas, que habían visto desfilar a varias generaciones.

¡Menuda sorpresa me ha deparado el destino!

Dispuesta a honrar a mi olivo, buceé por su historia, y descubrí, con dolor, que podía aplicarle algo que papá me leía de la pluma de Constancio C. Vigil. Aunque lo recuerdo opacado por las brumas del tiempo, decía algo así como “los padres que no son los padres, los hijos que no son los hijos…”. Es que ha venido a resultar que el olivo de la Plaza de Cort no había nacido ahí, en medio de la bella Palma, sino que era el resultado de una mudanza…

 “Este singular árbol, conocido como la Olivera de Cort, fue trasplantado en 1999 desde Pedruixella Petit (Pollensa), en la Sierra de Tramuntana, para ser plantado en la plaza de Cort, como un símbolo de paz y arraigo a la tierra. En su lugar original sirvió de modelo a pintores y fotógrafos. El Olivo de Cort está ubicado en medio de la plaza del mismo nombre, justo delante del consistorio de la capital de Mallorca.”
Me sentí descubriendo que los Reyes Magos son los padres, adivinando la verdad del ratón Pérez o aprendiendo que los bebés no vienen de París.

¡La Olivera de Cort había visto la luz bajo el cielo de Pollensa! ¡Y solo tenía unos años emplazada en ese lugar tan singular de la capital de “la isla de la calma”! ¡Ya no se puede creer en nada! ¡Ni siquiera en la Roqueta! ¡Qué desilusión! ¡Qué desencanto!

Busqué mis fotos favoritas. La olivera seguía en ellas. Y las sonrisas de mis primas, de mi hija o mía estaban intactas.
Releí las palabras de la verdad: “como un símbolo de paz y arraigo a la tierra”. Y ellas fueron la clave para la aceptación y la esperanza.

¿Qué importaba dónde había nacido el mentado olivo? Ahí estaba, aguerrido y de pie. Vivo. Eso bastaba. Podía seguir considerándolo bastión y refugio. Vegetal emblema de la mallorquinidad más genuina. De Pollensa o de Palma, la bendita olivera seguiría representando, henchida de fortaleza, lo mejor de mis raíces. Porque ahora, además de historia, venía colmada de verdad a mi corazón, que necesita seguir creyendo cada día, aunque ya sepa que los bebés no vienen de París y los Reyes son los padres…
Será por eso que ya he comenzado a imaginar mi próxima fotografía bajo el árbol centenario.

Cati Cobas

2 comentarios:

Miriam Chepsy dijo...

Hola Cati, qué hermosa crónica. Me encantó. Y siento que ya es hora de que empiecen a aparecer en tomitos de papel y como colección de e-books. ¡¡¡Las caticrónicas ya cumplieron los diez años o están a punto de cumplirlos!!!ya pueden salir de casa...
Besos
Miri

RosaMaría dijo...

Entrañable!! Qué más da de dónde fuera, tanto aquí como allá él pudo también disfrutar y dar cobijo, posar y embellecer. Bella historia como todas las tuyas. Saludos cariñosos.