domingo, 27 de febrero de 2011

266- Mi Balanguera


La Balanguera es el himno oficial de Mallorca. Es una adaptación del poema de Joan Alcover i Maspons (1854-1926) que a su vez se había servido de una antigua y popular canción infantil mallorquina para inspirarse. La música es obra del compositor catalán Amadeu Vives y en 1996 el Consejo Insular de Mallorca lo elevó a himno de la isla.

La Balanguera misteriosa,
com una aranya d'art subtil,
buida que buida sa filosa,
de nostra vida treu lo fil.

(La Balanguera misteriosa,
como una araña de arte sutil,
vacía que vacía la rueca,
de nuestra vida saca el hilo.)

¡Los hilos de la vida! A dos meses de mi vuelta de Mallorca todavía mi espíritu intenta desmadejar la infinita variedad de sentimientos que surgieron de la rueca en ese regreso en soledad a mis raíces.

Com una parca bé cavil.la
teixint la tela per demà
La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.

(Como una parca que bien cavila,
tejiendo la tela para el mañana.
La Balanguera hila, hila,
la Balanguera hilará.)

Eso, cavilar sobre lo vivido, eso vengo haciendo desde diciembre. Preguntándome qué quiso de mí la Balanguera para trasladarme en forma tan impensada a Mallorca y, sobre todo, por qué en circunstancias tan especiales.

Porque estaba por llegar la Navidad y los Belenes así lo recordaban paso a paso, desde el sencillo del jardín, en la guardería donde cuidan a Miquelet, hasta los increíbles Belenes napolitanos, que descubriera de la mano de Apolonia en el Palacio March. Estaba por llegar el Bon Jesus y en las calles, los comercios, las iglesias, se vivía esa sensación tan especial, mezcla de esperanzas y nostalgias. Navidad fría, tantas veces relatada por los abuelos y papá. Navidad de turrones y comidas calientes, tan distinta de la que me aguardaba en pocos días con ensaladas frescas y helado para combatir el calor de diciembre en Buenos Aires.

Porque por esos días Apolonia, Miguel y mis sobrinas vivían la enorme pena de la enfermedad de la abuela y los veía haciendo lo imposible para que mi estancia con ellos fuera, de todos modos, inolvidable (gracias a todos, por el enorme esfuerzo pero en especial a Apolonia, que hilaba para mí sonrisas y paseos cuando su corazón se estrujaba por la abuela Joana). Tal vez nos faltaba sufrir juntos para unirnos más, ¿verdad?

Girant l'ullada cap enrera
guaita les ombres de l'avior,
i de la nova primavera
sap on s'amaga la llavor.
Sap que la soca més s'enfila
com més endins pot arrelar
La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.

(Girando la vista hacia atrás
vigila las sombras del abolengo,
y de la nueva primavera
sabe donde se esconde la semilla.
Sabe que la cepa más trepa
como más profundo puede arraigar.
La Balanguera hila, hila
la Balanguera hilará.)

Creo que tuve que estar allí, precisamente, para caminar esa tierra de mis raíces, para poder descubrirme en las casas doradas de Campos, en las laberínticas calles de Palma, con sus casas de patios solariegos, en aquel patiecito urbano de Ses Salines, en las rocas de Sa Rapita y en Cala Figuera, ese lugar tan especial con sus barcos y sus redes envueltos por las rocas en una conjunción digna del mejor paisajista. Tuve que estar allí para llorar con Ángela y Joana Aina algunas penas con lágrimas vertidas en las fuentes árabes de Randa y para soñar a mi padre en una escuela a la que nunca fue, de la mano del mago Sebastià.

Tuve que estar allí para poder trepar cada vez más alto sabiendo cuán profundo es el arraigo de mi cepa a partir de estos reencuentros imposibles que vengo deshilando en estos últimos años.

De tradicions i d'esperances
tix la senyera pel jovent
com qui fa un vel de noviances
amb cabelleres d'or i argent
de la infantesa qui s'enfila
de la vellura qui se'n va.
La Balanguera fila, fila,
la Balanguera filarà.

(De tradiciones y de esperanzas
teje la bandera para la juventud
como quien hace un velo de bodas
con cabellos de oro y plata
de la infancia que trepa
de la vejez que se va
La Balanguera hila, hila,
la Balanguera hilará.)

Sí. Tuve que estar allí en ese final del 2010 para ser recibida en el atrio de la Iglesia Parroquial de Sa Cabaneta por …¡Marcial e Isabel! Dos gigantes con forma de “siurell” y con el nombre de mis abuelos maternos. Mi infancia argento-mallorquina intacta, de la mano de mi prima Juana (Juanita, la del Billiken y los Tebeos) , sus hermanas y sus sobrinos transitando juntos la Feria de la Leche de Almendra, sintiéndonos tan cerca a pesar de haber vivido toda la vida separados.
La Orquesta Sinfónica Municipal interpretaba canciones navideñas en la iglesia donde tal vez nuestra bisabuela Antonia rezara por nosotros sin saberlo, y yo pude saber cabalmente por qué mi Balanguera había hilado los caminos hasta ahí a partir de haber contado nuestra historia de emigrantes. Lo había hecho para que pudiera comenzar una etapa nueva sin lastres del pasado, en absoluta reconciliación con la historia de los que me precedieron.

Es por todo esto que les cuento que me permitiré soñar con que ella continuará tejiendo nuevos encuentros para mí y para los míos en una vida nueva y plena pero al compás de su rueca hecha de recuerdos, tradiciones y paisajes.

Cati Cobas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Cati, es impresionante la densidad de sentimiento que rezuma esta caticrónica del regreso. ¡Cuánta pasión por su tierra y nostalgia debían tener tus abuelos para que anidaran en tu corazón!
Cariños desde Galicia
Myriam/Miriam

CATI COBAS dijo...

Sí, Miriam, pero gracias a Dios, los círculos se van cerrando para empezar etapas nuevas...Un abrazo, madrina...