lunes, 24 de mayo de 2010

249- Colores para Miquel/Miguel

Cuando Ángela, “la Adelantada”, nacida y educada en Mallorca, me contó que ella y Jorge, también isleño, pero de Cuba, en este caso, -nuestros sobrinos en Madrid y eficientes anfitriones en la Buhardillita- serían padres, comprendí que estaba por vivir una experiencia nueva y muy hermosa. ¡Sería tía abuela por tercera vez y de un varoncito! Pero a la distancia, en forma cibernética.

Ya saben, amigos, que valoro enormemente lo hecho a mano. Desde aljibes a vestidos, desde conservas, a sobrassadas. Por eso, cuando nacieron Ezequiel y Carmela, mis sobrinos nietos argentinos, empuñé lanas y aguja en señal de bienvenida, por lo que me dispuse a hacer otro tanto para Miquel.

Claro que “la Adelantada” es “muy suya”, como dicen los hispanos, y cuando le pregunté si quería la mantita marfil o celeste me respondió que la quería como sería su hijo: “de todos los colores.” ¡Ay Señor!, me dije. ¿Qué significa esta nueva ocurrencia de mi sobrina? ¡Solo a ella se le puede ocurrir algo así! Sin embargo, al considerar detenidamente la cuestión advertí que Ángela era muy sabia. Porque era cierto lo que decía: Miguel, para su familia en Cuba, o Miquel, para la mallorquina, deberá tener un corazón multicolor hecho copeo y son, de salsa y rumba y ball de bot. Miquel aprenderá a nadar en Es Trenc, como lo hicieran alguna vez mi padre y sus abuelos, pero también conocerá el placer de las playas caribeñas con su verde lujurioso. Será un niño de todos los colores. La verdad, me sentí muy importante porque en ese momento me pareció comprender que en mi mantita, hecha por las manos de una americana con indiscutibles y amadas raíces europeas, se encontrarían, como en Miquel, mis muchas veces contadas “Dos Orillas”.

Y para honrar la labor que me había impuesto comencé a buscar los tonos justos. ¡Menudo problema! ¿Como tejer para Miguel un arco iris sin caer en la bandera del orgullo gay? Aunque ni los padres ni yo tenemos nada que objetar a las decisiones personales de la gente, nos pareció un tanto inadecuado para un recién nacido vestirlo de estandarte sin su consentimiento.

Finalmente, se armaron los colores, la manta fue tejida y mi amiga Graciela rodeó con puntilla de crochet mi trabajo.
Poco a poco creció el niño en el vientre de su madre y hasta se dio el lujo de un vuelo internacional a Nueva York como para ir aprendiendo que le tocará vivir entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Entretanto, la mantita seguía en Buenos Aires. Ya estaba quien esto escribe yendo al correo por una caja ad-hoc cuando un amigo de un amigo de mi sobrina se ofreció para transportarla a la Península. Y ahí partieron los colores de Miquel acompañados de un ramito de lavanda americana.

El niño nació en marzo, el dieciocho. Sus padres lo envolvieron con la mantita -símbolo. Miquel ha llenado de alegría la vida de todos nosotros y mis primos, sus abuelos y su tía y madrina, Joana Aina, cada uno a su modo, procuran envolverlo en ternuras equivalentes a mi tejido.

Quizás pronto lo conozca personalmente porque es posible que venga a Buenos Aires en el mes de agosto. Si es así, me propongo firmemente acunarlo con un tanguito o una buena milonga y de ese modo sumar, a los colores mallorquines y caribeños otros, los míos, los del Río de la Plata.

Y de ese modo, nuestro Miguel/Miquel confirmará su destino multicolor.

Cati Cobas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un millón de gracias por tan hermosa manta y tan preciosa crónica.

Y yo considero que tengo también mi 25% porteño, proveniente de mi abuela Angela, y entre todas las canciones con las que acuno a mi pequeño están los boleros, por supuesto, “sa ximbomba”, heredada de mi mamá y también está un tanguito, el único que yo me sé, que es el de a media luz…aunque espero recibir mi buena lección de tangos el próximo agosto.

Yo sabía que iba a tener un niño de colores, lo que yo no sabía es que lo que se llenaría de colores sería mi vida.

Y como dice la canción (http://www.youtube.com/watch?v=gWg3Cu9lhoo) , deseo que este pequeño “donde quiera que se encuentre sienta que es tierra suya…” y que antes que él, hubo otros, que “buscando un sueño, cambiaron de rumbo…”, entre ellos mis bisabuelos, tu papá, sus antepasados cubanos, y los últimos Jorge y yo, sus papás.

Muaaaaaaaaaaaac!! Angela

CATI COBAS dijo...

Me alegra, Ángela, si te gustó. Te la debía...Un beso para toda la familia. Cati