domingo, 3 de enero de 2010

Una versión de "El mensajero del azul" en la página web de la Fundación Balear Exterior


"Las pinturas de José Puig Palmero son una presencia permanente en la Planta Alta de la Casa Balear de Buenos Aires. Y evidencian, desde siempre, su entusiasmo desbordante por esa forma de expresión artística y un amor indiscutible por aquellas islas que lo vieron nacer al otro lado del Atlántico. En ellas, los azules son un lei motiv omnipresente. Los mares y los cielos de Puig tienen un color muy especial, inolvidable, vibrante, poderoso, que casi hiere las pupilas, restallante de luz. Un color muy distinto de los celestes pampeanos bajo los cuales se cobija en la actualidad y que resulta casi incomprensible a quienes no han hollado el suelo de las Islas Baleares.

La clave está en las islas, ellas permiten comprender a Puig Palmero y su obsesión por los azules. Ese hombre sencillo y culto a la vez ha trasladado a sus cuadros la diáfana y eterna tonalidad de los lugares que lo vieron crecer. Éso es. Nada más y nada menos que los azules baleares que lleva en el alma, trasportados a la tela.

Azules que pueden contemplarse en el mediodía del puerto de Sóller , en la Playa d’es Trenc y sobre las rocas de la Rápita. Fondo perfecto para la Catedral de Palma y marco dignísimo del Castillo de Bellver. Entorno singular de las casas blancas de Ibiza y acompañamiento mágico para las de Menorca y Formentera. Síntesis perfecta de un lugar único en el mundo, eternamente recordado por todos los que alguna vez tuvieron la dicha de habitarlo.

Don José Puig acaba de inaugurar el sábado 19 de diciembre una muestra de sus trabajos del año 2009, como cierre de las actividades culturales del año, en la Casa Balear de Buenos Aires, cuya Comisión Directiva integra, y así los asistentes a la exposición pudieron volver a recrearse con las paredes encaladas de Ibiza, con los rincones de piedra mallorquina, con los tejados rojos y las agujas de la Seu, en interesante síntesis que permitió evocar nuevamente los colores eternos de las islas.

Y así, una vez más, gracias al pincel de este inveterado mensajero del azul, los visitantes pudieron regresar, amorosamente, a las raíces."


Cati Cobas

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